ANTONIO AGUILERA VITA

Almería, 1962.
aguileravita@gmail.com



¿Por qué hemos conservado nuestros nombres? Por costumbre, únicamente por costumbre. Para hacernos también nosotros irreconocibles. Para hacernos imperceptibles, no a nosotros mismos, sino lo que nos hace actuar, experimentar o pensar. Y además, porque es agradable hablar como todo el mundo, y decir que el sol sale, cuando todo el mundo sabe que es una manera de hablar. No llegar al punto de no decir más yo, sino al punto donde no tiene ya ninguna importancia decir o no decir yo.
GILLES DELEUZE y FÉLIX GUATTARI, Rizoma.

EL TIQUUN

El Tiquun es el devenir-real, el devenir-práctico del mundo; el proceso de revelación de toda cosa como práctica, es decir, el tomar lugar dentro de sus límites, en su significación inmanente. El Tiquun es que cada acto, cada conducta, cada enunciado dotado de sentido, esto es, en tanto que acontecimiento, se inscriba por sí mismo en su metafísica propia, en su comunidad, en su partido. La guerra civil quiere decir solamente: el mundo es práctico; la vida heroica en todos sus detalles.
TIQUUN, Introducción a la guerra civil, Melusina, 2008.

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ENTRETATANTO, OPINO: La enseñanza española en decadencia.

Cuando parece que la educación en España se precipita hacia el desastre más absoluto, cuando una Comunidad Autónoma como la madrileña se encarga de poner un año tras otro la puntilla a todo lo que huela a público (transporte, sanidad, y por supuesto, educación), este que subscribe decide trasladarse de Centro, refugiarse entre alumnos con necesidades de aprendizaje y apartarse algún tiempo de la enseñanza de las lenguas clásicas que tanto adora. No es una retirada del tema, puesto que con Grecia siempre en el corazón, termino una tesis doctoral que vuelve a mirar lo clásico, Grecia y su construcción, a través del cine heleno. Pero en el trabajo diario, me he de centrar a partir de ahora en la enseñanza de Lengua e Historia en los cursos del Plan de Mejora del Aprendizaje, conocido como PMAR. Una nueva vuelta de tuerca en cómo acabar con los alumnos que puedan tener dificultades y hundirlos definitivamente en la miseria. Como algunos como yo no estamos por esa labor, haremos lo imposible, en los pocos años de vida docente que nos quedan, para luchar contra una administración kafkiana, elitista y conservadora hasta la médula, ciega a la sociedad y que sólo sabe mirarse el ombligo de la defensa de su dinero, el legal y el que ha conseguido, como vamos viendo, de manera poco ética (cuando menos).
Aquí queda este blog, con todos los materiales trabajados durante tantos años. Son los materiales de Griego y Latín que con esmero, paciencia y trabajo he ido elaborando. Como profesor de Griego,  siempre me sentí un bicho raro en vías de extinción. Queda poco para que una materia que era un artículo de lujo para el sistema educativo de un país acabe por desaparecer, el Griego. Este año, nuestras autoridades educativas autonómicas acaban de clavarle la última puntilla: la obligación de alcanzar un número mínimo de 15 alumnos para formar grupo, además de enfrentarla en optatividad dentro del ya menospreciado e infravalorado bachillerato de Humanidades a materias como Literatura Universal o Historia del Arte, que deberían ser complementarias y no competidoras en un bachillerato tal. Pero estas son las autoridades educativas que tenemos a las que se premia con estancias pagadas en París por haber destrozado la Enseñanza Pública. Es lo que seguiremos teniendo si seguimos apoyando a partidos depredadores, embusteros y populistas de la peor calaña. Pero... es la democracia. Tiene graves inconvenientes, ya lo decía Sócrates, y genera y engendra sus propios monstruos en forma de demagogos. Curiosamente son los más demagogos los que llenan su boca despotricando contra los que se acogen a su derecho a disentir. La derecha española jamás ha entendido la democracia, pero ha sido maestra en recurrir a las peores artimañas que tal régimen político puede generar. Lo cierto es que es el mejor sistema de convivencia, pero para comprenderla, vivirla, engrandecerla, es imprescindible una buena educación. Si se acaba con la educación, acabamos con la democracia. Eso es lo que hacen los demagogos de todo tipo que en los últimos 40 años nos han gobernado. Buen curso a todos. Será complicado, como los últimos, pero seguiremos luchando aunque sea contra los elementos.
Sale a la venta y distribución el primer álbum con las canciones de Tarubén con el mismo título: Tarubén.
Dejo aquí el reproductor y enlace a la página de venta principal.
A través de ésta, las podéis escuchar completas y gratis en red.
Pronto estarán distribuidas en plataformas como Spotify y en otros puntos 
de descarga digital como iTunes.
El enlace permanente queda en la columna izquierda del blog.
Los temas están remasteurizados y regrabados. 
Aquí están todos, pero iremos sacando en las redes tema a tema, para hacer su escucha más agradable
a la espera de los videoclips correspondientes. A disfrutar. Y gracias a todos por vuestro ánimo.

ENTRETANTO, OPINO: Mi país particular


Vivo en un país muy particular. A veces, muchas, me entran unas ganas locas de escapar de él, de fugarme cual golondrina al exilio de países más claros o más oscuros. En este mi país particular, los que más vociferan la palabra “democracia”, los que la mascan, mastican y espetan como si la hubieran inventado ellos, han fabricado leyes que impiden manifestar libremente lo que uno piensa, denunciar públicamente las injusticias o acusar de corrupción a quienes han manipulado y robado dinero público (el dinero que todos pagamos con nuestros impuestos directos o indirectos, no el suyo particular). En nombre de su “democracia”, los que no pensamos como ellos somos dignos de prisión o de exilio y nos denuncian ante los tribunales si nos atrevemos a manifestarnos contra el uso de la religión en los lugares públicos, sea la universidad, sea la escuela (la católica, claro, porque las demás, en nombre de la “democracia” deben quedar en el ámbito de lo privado y lejos de nuestras fronteras bien protegidas por vallas electrificadas, no seamos víctimas de atentados suicidas y terroristas radicales). Resulta que si creemos en una redistribución de la riqueza a través de impuestos a rentas altas o a la especulación del capital, somos chavistas perro-flautas, idealistas sin sentido pragmático alguno y fomentaremos el paro y la miseria de un país al que en el fondo también queremos. Resulta que si pensamos que vivienda y trabajo digno, sueldo base suficiente, escuela gratuita y pública, sanidad universal son derechos innegociables, entonces somos prepotentes y antipatriotas, porque no pensamos más que en nuestro propio beneficio y no en el bien del país. Pero aún más, si creemos que tras unas elecciones, el gobierno debe salir del acuerdo entre aquellos partidos más afines que representen una cantidad mayoritaria de votos y no del partido que haya sacado en términos absolutos el mayor número de los mismos, aunque esté en una minoría evidente, entonces somo antidemócratas, hacemos alianzas de perdedores y pretendemos hundir la democracia convirtiéndola en una algarabía asamblearia. Porque además, si queremos tener la oportunidad de opinar, decidir y controlar a aquellas personas a las que hemos confiado nuestro voto, hacerles cambiar de opinión y tener la posibilidad de que rectifiquen y,  sobre todo, usen con dignidad y eficiencia los recursos que entre todos ponemos en sus manos para que gestionen nuestra vida en común, ay de nosotros, somos engreídos, comunistas trasnochados, blasfemos, usurpadores, vocingleros, vamos, como lo que trata de hacer Ahora Madrid en nuestro municipio ante el acoso de las aves de rapiña que muerden con su pico la palabra “democracia”, agarrándola para que no se les escape algún significado obtuso que ellos no terminan de comprender (¿o más bien “obtusas” son sus mentes?).

Vivo en un país muy particular. Aquí la derecha política ya no quiere ser llamada “derecha” sino “España”, la única, la unida, la grande, la que no se parte. Aquí los demás, los que no pensamos como ellos, sobramos, aunque se nos cuente por millones. Para ellos y sus valedores financieros y económicos, sus medios de comunicación de masas, sus corporaciones y grandes empresas, los demás, los que creemos en un país más justo, los que pensamos que la democracia la hacemos todos, todos los días, tendríamos que estar entre rejas (y no ellos, los corruptos) o formar una república bananera lejos de la madre patria donde no les molestemos ni les hagamos al modo socrático, de mosca cojonera, controlándoles sus capitales ilegales, sus puertas giratorias, sus sobornos y sus chantajes. Confío en que en este país particular, cada vez somos más millones los que no nos chupamos el dedo.