ANTONIO AGUILERA VITA

Almería, 1962.
aguileravita@gmail.com



¿Por qué hemos conservado nuestros nombres? Por costumbre, únicamente por costumbre. Para hacernos también nosotros irreconocibles. Para hacernos imperceptibles, no a nosotros mismos, sino lo que nos hace actuar, experimentar o pensar. Y además, porque es agradable hablar como todo el mundo, y decir que el sol sale, cuando todo el mundo sabe que es una manera de hablar. No llegar al punto de no decir más yo, sino al punto donde no tiene ya ninguna importancia decir o no decir yo.
GILLES DELEUZE y FÉLIX GUATTARI, Rizoma.

EL TIQUUN

El Tiquun es el devenir-real, el devenir-práctico del mundo; el proceso de revelación de toda cosa como práctica, es decir, el tomar lugar dentro de sus límites, en su significación inmanente. El Tiquun es que cada acto, cada conducta, cada enunciado dotado de sentido, esto es, en tanto que acontecimiento, se inscriba por sí mismo en su metafísica propia, en su comunidad, en su partido. La guerra civil quiere decir solamente: el mundo es práctico; la vida heroica en todos sus detalles.
TIQUUN, Introducción a la guerra civil, Melusina, 2008.

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EL MUNDO QUE YO NO VIVA (IV):
ANESTESIA ESTIVAL
Almería, a 22 de julio de 2012
Querido amigo Axil:
La anestesia estival comienza a hacer efecto en este pueblo. Yo me retiré hace unos días al Sureste, lo conoces, tierra de secano, pitas y grúas (éstas cada vez menos, efecto de la crisis). La última sonada ha sido el 19J, como suele ahora nombrarse lo que toda la vida fue un 19 de julio (además, que la J es ambigua). Sorprendentemente salió gran gentío absolutamente cabreado, más que indignado, por el pelo que nos tratan de tomar toda la clase política del estatus quo, esto es, principalmente del bipartidismo nacional y sus acólitos de las nacionalidades periféricas. Y digo sorprendentemente, porque en esta ciudad del Sur de la Piel de Toro, en la que pasé unos pocos años, hace ya bastantes, la gente nunca fue muy dada a la protesta o a la indignación, más bien los almerienses siempre fueron mucho del renegar y de la indolencia. Sin embargo, el pasado jueves, ante mis ojos desfilaba una masa de personas, festivas, alegres, indignadas y protestonas. Por algo se empieza. Por supuesto los que gobiernan hacen oídos sordos porque como dije, ha comenzado la campaña de anestesia estival, en la que se insufla la dosis de olvido suficiente para que todo el mundo se acabe tragando lo que se le imponga, acompañado por la toma de la Televisión Pública, que comienza poco a poco a parecer más gubernamental y a justificar una y otra vez las medidas, declaraciones, actuaciones (o casi mejor, “inactuaciones”) de el gobierno en curso, y que ya anuncia despidos de periodistas, presentadores y comunicadores que no han son absolutamente fieles a las consignas del poder. ¡Y uno que creía que se había blindado la televisión pública a las veleidades de los gobernantes de turno! ¡Parece que no aprendo, mi querido Axil! ¡Qué fácil es cambiar las leyes cuando se gobierna con impunidad! ¡Afortunadamente este pueblo, de vez en cuando, quizá no tanto como debiera (o quién sabe lo que veremos), sale a la calle a decirle a determinados políticos que no somos imbéciles! Señor Presidente, deje de tomarnos otra vez por analfabetos, que aunque todos los gobiernos han tratado de destrozar la educación española, ésta aún vive de los restos de quienes siempre hemos creído que era una solución para los problemas del país. Que aunque haya conseguido una mayoría absoluta de diputados en una Democracia de tipo Representativo (lo que sería tema de debate profundo si es una verdadera democracia o un magnífico montaje mediático), no significa que sean estúpidos ni sus votantes ni los que no lo somos. Nada es eterno y mucho menos las veleidades del poder político (cada vez más efímeras y vacías en este nuevo feudalismo en el que estamos entrando). Querido Axil, estoy un poco melancólico, espero que pase y te ayude en nuestras investigaciones (sobre la víbora pelirroja, nada nuevo, ya te contaré). Salud y buen viaje.
EL MUNDO QUE YO NO VIVA (III)    Madrid, a 11 de julio de 2012.
UN PAÍS DE ESPECULADORES.


Querido Axil, estimado amigo:
Una semana más trato de contarte las novedosas novedades de esta Tierra-tierra en la que me has dejado el encargo de referirte de palabra, escrita, los derroteros por los que su anonadada y primitiva población transita. Hoy sólo me da el día para referirte una anécdota de esas que tanto nos gustaban, porque sus lecturas eran, a pesar de la individualidad del acontecimiento, en cierto modo, universalizables (al menos, al estilo en que la ciencia de la lógica, inventada por los humanos, permite universalizar juicios individuales en determinadas condiciones).
Un buen amigo recién separado (tú bien sabes a quién me refiero, por lo que no veo la necesidad de personalizar) está pensando vender su piso, comprado en común con su ex-pareja. Como lo compraron en aquellos maravillosos momentos en los que el banco daba el oro y el moro (es decir, el valor del piso, el de las escrituras, el de la reforma del mismo, o sea, un 30% o más por encima de lo que era la hipoteca real), hoy le deben al banco la módica cantidad de unos 230.000 euros. En realidad, para que te hagas una idea, la última tasación oficial que de ese inmueble se hizo fue de 359.000 euros. ¿Qué significa esto? Que el valor que una entidad oficial en  2005 aproximadamente daba al piso era de ese montante, es decir, ese era el precio de mercado del apartamento tan coqueto que nuestros comunes amigos tenían en el centro de Madrid. No tengo que recordarte que ni para nosotros, pobres forasteros, ni para nuestros buenos amigos, que no eran en absoluto imbéciles, aquel era el valor real de una vivienda. Aquello, en esos años de bonanza e incluso mucho antes, ya lo llamábamos “burbuja inmobiliaria” (por más que el entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, se negara a reconocerlo), pero nuestro amigos, si recuerdas, se dejaban el sueldo en alquileres, por aquellos momentos (pues también estaban por las nubes) y decidieron pagar al menos el valor de una propiedad. Como muchos ciudadanos de este país, nuestros amigos querían una vivienda para vivir en un lugar donde ya se compraban y vendían como churros viviendas para especular.
Tras consultar a varias empresas inmobiliarias esta semana, el “mercado” (ese eufemismo de ladrones y especuladores que utilizan todos los políticos, economistas y medios de comunicación) ofrece por su vivienda un máximo de 250.000 euros, lo justo para cerrar la hipoteca común y pagar los honorarios de la empresa inmobiliaria que vende, porque, según ella, “hay que escuchar al mercado y el mercado propone ahora esos precios”. ¡Magnífico ejemplo de sistema económico que no tasa por valores reales o necesidades, sino por la tan cacareada competitividad! ¡Plusvalía, que se llamaba (ahora es pecado hablar en esos términos, cuidado)! ¡Así les va al común de los terrícolas! O al menos a aquellos que aún creen en algo que en su momento llamaron ética (sobre lo que tengo algunas reflexiones que algún día te comunicaré para pedir tu opinión). En definitiva, si ahora venden su piso eso es lo que sacan: lo comido por lo servido, como dice el dicho autóctono.
La anécdota, sin embargo, no acaba aquí. Según parece, por fin se ha pinchado la burbuja inmobiliaria, pero ¿qué pensarás cuando escuches los argumentos del asesor de la empresa inmobiliaria que trataba de justificar un precio ajustado para la venta del piso de nuestros amigos? Más o menos eran éstos:
-                   - El precio debe ser ahora ajustado porque eso es lo que les permitirá vender pronto, que es lo que les interesa a ustedes. Si salimos con un precio más alto, hoy no venden, aunque es verdad que su vivienda es preciosa. A buen precio, yo se la vendo en dos semanas. En realidad, hay compradores que ni siquiera vendrían a ver el piso. Simplemente por las fotos, la situación, el tipo de vivienda y las calidades que tienen, a buen precio, se la compran casi sin mirar, porque es gente que tiene dinero y no la necesita para vivir, sino que la comprarían como inversión.
      (Las cursivas son mías)
Y el asesor lo decía como un secreto a voces, una confidencia que los vendedores debían conocer. Como si eso supusiera una complicidad entre vendedores que saben cómo se hacen las cosas. No tengo que contarte la indignación de nuestros amigos. Diez años pagando una hipoteca para vivir y vender ahora a un capullo para especular por el sólo hecho de que YA tiene dinero (probablemente porque YA ha especulado en otros muchos productos que nos han conducido a esta crisis). Por supuesto, pensaron, para que especulen ellos, trataremos nosotros de mantenerla y compartirla bien, al fin y al cabo somos más civilizados que ellos. Hicieron bien. Y ahora mi pregunta para ti, querido Axil, y me gustaría reflexionaras y me enviaras tu opinión, es: ¿Volverán las oscuras burbujas inmobiliarias en nuestros suelos sus garras a posar? Yo tengo mi opinión. Te la daré en otra misiva.
Que tengas salud, amigo, y buen viaje.
EL MUNDO QUE YO NO VIVA.
UNA CONTINUACIÓN, a 6 de julio de 2012.

Querido Axil,
No sé si alguna vez durante tu larga estancia en esta tierra (lo que es como decir, en este país en el que hemos convivido largos años, pues ya sé que tú estancia en la Tierra ha sobrepasado lo que aquí llamamos siglos) te presté alguna vez un relato de Kafka. Este señor, checo por más señas, escribía relatos en los que el protagonista solía verse envuelto en la sinrazón, el absurdo, lo inexplicable, del mecanismo de autoprotección que hemos dado en llamar sociedad en esta, ahora sí, Tierra, ejemplificado en unos sistemas burocráticos que actúan sin sentido aparente, como en el fondo, la vida misma. Algo así como, verás:
En esta tierra (país del que has partido), la portavoz (vocera, dirían en México) del gobierno sale a día de hoy en los medios de comunicación (el presidente está ausente, pues si estuviera presente no sería presidente) para decir, en medio de la que económicamente está cayendo (millones de personas sin trabajo y, por tanto, sin sueldo, manipulaciones en la banca que han llevado a su quiebra, algún día te lo trataré de explicar, inversores que huyen, especuladores que acuden…) justo un día después, además, de que hayan sido judicialmente imputados un puñado de ex administradores y gestores de Bankia por llevar a muchos pequeños inversores a la ruina (y de paso a todo un país a solicitar préstamos para salvar a esa Bankia y otros lobeznos de su mala calaña, que han implicado bajadas de sueldo, subidas de impuestos, copago sanitario y otras lindezas para el común de los mortales que te iré desgranando en las siguientes misivas), en fin, para decir que se hará especial hincapié en investigar y descubrir a los defraudadores al fisco. Qué bien suena, ¿verdad?, no te creas, aquí viene lo kafkiano, sobre todo a aquellos que están cobrando el paro y además hacen un trabajo extra sin declararlo. Eso es Kafka. No las evasiones de las grandes fortunas, no el dinero negro que se mueve por millones entre ricos y pudientes, no a quienes tienen sus fondos en paraísos fiscales, no. Hay que investigar a aquel pringado que cobra una mierda (con perdón) de subsidio de desempleo y tiene además la desfachatez de sacarse algunos euros más que no declara. Eso es Kafka.
Afortunadamente no estabas presente en el momento en que la escuchaba pronunciar semejantes frases, porque pensarías, y casi con toda la razón, que tu amigo terrícola se había vuelto tarumba: comencé a insultar a voz en grito al aparatito catódico, o sea, ésta mi vieja televisión de tubo, como si el espécimen de político que hablaba detrás pudiera oírme. Qué mal nos estamos poniendo, querido Axil, qué mal. En qué justo momento emprendiste tu viaje de vuelta pensando que la humanidad daba un paso adelante. Aunque bien nos imaginábamos que, con este sistema económico ganador de tantas lides, a la humanidad no le queda mucho que rascar. ¿De verdad no merece la pena otra Revolución Francesa o Soviética que tú viviste en primer término hace tanto? Eso me lo tienes que contar más despacio a tu vuelta, si aún me hallas vivo.
Posdata: Sé que te quedaste intrigado en la última misiva sobre las últimas actuaciones y declaraciones públicas de la víbora, ahora también sé que pelirroja, pero tendrás que armarte de paciencia para otro momento, que será en breve. Ten salud, como decían los Romanos, Salve, amigo y buen viaje interestelar (tráeme un bosón de recuerdo a tu vuelta).